domingo, 25 de mayo de 2014

El bundt cake de limón, Esmeralda y el jorobado

 

    Si te hablo de dolor de espalda me dirás "¡Qué me vas a contar a mí!," porque sin duda este mal es la plaga de nuestros días.
   Yo me levanté bien jorobado, literalmente doblado, como un 7, mi idea del horizonte eran los dedos de mis pies.
   Busqué la dirección del fisio mas próximo y pedí cita de urgencia.


   Al llegar a la consulta busqué el piso en la placa de la entrada "Doctora Esmeralda, ático" y allá fui. Me abrió la puerta ella misma y me invitó a entrar amablemente. Lo primero que me llamó la atención fueron sus pies descalzos, porque no podía ver mucho más arriba, pero esos tobillos torneados no podían acabar mal.
   Me indicó una camilla de esas en las que empotras tu cabeza en un agujero, me embadurnó a base de bien con un aceite de aroma cítrico y dejé volar mi imaginación hacia un lugar donde esas manos celestiales no paraban de hacerme mimitos.


   Mientras me sobaba el lomo veía sus pies bailotear a mi alrededor y cuando me palmoteaba las carnes me parecía que daba un giro de lo más gracioso, aunque tal vez me engañaba la imaginación o los lagrimones que me empañaban la vista.
   Es increíble la fuerza que tiene una chica con los pies tan pequeños.

   De pronto irrumpieron en la consulta unos sicarios de los que se dedican al secuestro express y se la llevaron por la fuerza, en mi estado no tuve tiempo de reaccionar.
   Por suerte, en la escalera vivía un policía que les dio el alto y la salvó. Ni que decir tiene que ella cayó rendida ante el héroe...Un tal inspector Febo.
   Aun así no se olvidó de mí y de mis contracturas y me dio un repaso tan morrocotudo como eficaz.      Cuando recuperé la verticalidad y me enjugué discretamente las lágrimas, descubrí que su cara era a juego con sus tobillos. ¡Que pena no haberla salvado yo!
  Aunque no se si una mujer capaz de retorcerte así un antebrazo es lo que más me conviene, ji,ji


  No se porqué al llegar a casa se me antojó un bundt cake de lemon curd  con un té, mientras releía una de mis novelas favoritas: "Limonov"



Mini Lemon curd bundt cake (12 u,)

El bizcocho
125 gr de mantequilla temperatura ambiente
60 gr de azúcar
60 gr de azúcar integral mascabado
3 huevos (M)
1 yogut griego
200 gr de harina
El zumo y la ralladura de medio limón
1/2 c.t. de levadura royal
1/2 c.t. de bicarbonato
150 gr de lemon curd ( receta aquí)

El glaseado
2 c.s. colmadas de azúcar glas
2 c.p. de zumo de limón
2 c.p de ralladura de limón

   Precalentar el horno a 170º.
   Batir hasta que esté todo integrado los azúcares y la mantequilla. Añadir los huevos de uno en uno, batiendo hasta su incorporación.
   Agregar el yogur y seguir batiendo 3´mas y poner entonces la mitad de la harina, después el zumo y la ralladura y el resto de la harina. Siempre sin parar de batir.
   Por último añadir el lemon curd mezclando, no demasiado, con una espátula.
   Poner en los moldes, que habremos engrasado ligeramente con un pincel untado en aceite, alisar y hornear 20/25 ´o hasta que un palillo salga casi limpio.
   Dejar reposar 5´, desmoldar y pasar a una rejilla hasta que se enfríen completamente.
   Entonces preparar el glaseado mezclando el azúcar glas con el zumo, bañar los bizcocho e inmediatamente espolvorear con la ralladura.

 
    La receta es mi participación de este mes al reto de El Asaltablogs. El blog asaltado ha sido el de Mara, "Mas dulce que salado", de donde saqué esta deliciosa receta y que os recomiendo porque tiene una auténtica antología de la repostería.
    Hice alguna alteración respecto a la suya: Reduje la cantidad a la mitad para hacerla en versión mini, aumenté bastante la proporción de lemon curd (Ñam!) y sustituí la nata por yogurt griego. Además no pude resistirme a aplicar un glaseado de limón en vez del azúcar glas de ella propone y también en vez de azúcar integral use mascabado, en concreto Billingstons, le da un color mas oscuro y un sabor inigualable. Si os decidis por el formato grande acordaos de duplicar las cantidades y el tiempo de cocción.

lunes, 19 de mayo de 2014

Bollitos de té negro y naranja para Bella

 

   Estaba yo arreglando el coche,  no se que le pasa a los intermitentes que guiñan más rápido que Arturo Fernández ("Ay, chatina!") cuando oí abrirse la puerta del jardín.
   Así sucio y despelujado salí a ver quien era: Un señor con pinta de corredor de seguros estaba haciendo un ramo con mis mejores flores: Los lirios, las begonias...arrancados a lo loco y sin ningún cuidado.
   Le llamé la atención bastante mosca y el tipo casi se muere del susto, empezó a temblar y farfullar que no le matase, que me daba lo que quisiera. Yo esperé callado a ver si se le pasaba el susto, pero nada, rajaba y rajaba sandeces sin parar. Al final me dijo que me daba a su hija. Así que pensando que era un chalado le dije "vale, vale" y le empuje hasta la puerta.

   Cual sería mi sorpresa cuando al caer la tarde aparece en mi puerta una chica con una maleta. Pero, ¿qué clase de majara entrega a su hija a una bestia supoestamente aterradora? Intenté explicarle que no, que no hacía falta, que se fuera para su casa
  Pero ella se negó, tenía que obedecer a su padre y además acababa de pasar el último autobús.
  ¡Mierda!, yo seguía con el coche averiado así que no podía llevarla, no me quedaba más remedio que darle cobijo esa noche. Pero al día siguiente la ponía rumbo a casa, sí o sí.



   Desde el principio dejó su impronta en casa y yo, derrengado como estaba, hice un amago de impedírselo, pero era tan evidente que lo hacía con la boca pequeña que los dos lo dejamos estar.
   Mientras yo apañaba la cena con cuatro cosas, ella le dio un repaso impresionante a la casa, no es que estuviera sucia, pero le faltaba y mucho un poco de orden. Su eficiencia era tal que parecía el mismo mister Propper (Ahora Don Limpio) camino de la habitación enderezaba un cuatro, colocaba una cortina, centraba la alfombra...¡Auténtica magia!
  Cuando salí de la cocina ya estaba sentada, la mesa puesta, flores en los jarrones...


  Empezamos a hablar y Bella, que así se llama, me contó que había estudiado interiorismo, pero que al morir su madre se había vuelto a casa para cuidar a su padre y ahora no podía dejarlo sólo. Y era una pena porque tenía una oferta de trabajo estupenda en la ciudad.
  Yo le conté con que amor había cogido él un ramo para ella, lo que le extrañó mucho porque no le había dado ninguno, de hecho había visto un flamante ramo en casa de la vecina cuando pasó a despedirse...
  Nos dio la risa a los dos, cenamos, brindamos por su futuro en la capital y pasamos una noche inolvidable. Fue el principio de una buena amistad y quien sabe si de algo más.
   Para desayunar le hice unos bollitos de té y naranja para asegurarme de que no me olvidase y desde luego por su cara creo que no lo hará.


Bollito de té negro y naranja (Sin matarse a amasar)


140 ml de te negro muy concentrado
60 gr de pasas sultanas
30 gr de cáscara de naranja
6 gr de levadura prensada
150 ml de leche tibia
6 gr  de sal
 60 gr de mantequilla blanda
450 gr de harina 
35 gr de azúcar.

   Verter el té sobre las pasa y la cáscara y macerar 1 hora. Pasado este tiempo filtrar el  y mezclarlo con la leche en la que habremos disuelto la levadura.
     En un bol trabajar la harina con la sal y la mantequilla hasta que parezcan migas gruesas, incorporar el azúcar, las pasas y la cáscara, mezclar e incorporar los líquidos con la levadura y amalgamar bien todos los ingredientes.
     Pasar a una superficie enharinada y amasar 10´ hasta conseguir una bola lisa y elástica, meter en un recipiente hermético y refrigerar toda la noche.
      Precalentar el horno a 50º y apagar
      Al día siguiente pasar a una superficie lisa y amasar ligeramente hasta que vuelva a estar tierna y formar una especie de cilindro de unos 5 cm de diámetro. Cortar 15 rodajas y formar bolitas que aplastaremos y pondremos a fermentar en la bandeja dentro del horno forrada con papel, cubiertas con un paño una media hora.
     Sacar y subir la temperatura a 220º, poniendo una bandeja metálica, a poder ser llena de piedras en el fondo del horno.
En el momento de meter los bollos, pincelados con un poco de leche, verter 1/2 vaso de agua en la bandeja y hornear 20´.
    Comer templados o fríos.

* La receta está sacada de "Pan, bollos y otras masas" ("Pains, viennoiseries et tours de main de fond de pétrin, pains maison, recettes du boulanger") de la editorial Tikal, un libro muy recomendable con cerca de 130 recetas de pan, bollería y masa varias muy sencillo e interesante, que incluye recetas y técnicas explicadas de una forma asequible para torpes como yo. Yo la he tuneado ligeramente, sobre todo en la preparación aportando los consejos de Iban Yarza: Dejar levar toda la noche y poner vapor para conseguir corteza. El resultado es absolutamente delicioso!